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José Musse

El Reto de Coordinar Ayuda Ciudadana en Valencia Tras DANA


No puedo saberlo con exactitud, pero la experiencia indica que cuando la comunidad se organiza espontáneamente para ayudar, algunos pueblos reciben más ayuda de la necesaria, mientras que otros reciben muy poca o ninguna. Que los servicios de emergencia nacionales e internacionales ofrezcan su apoyo y este no sea aceptado puede ser justificable, ya que se presentan problemas para manejar los recursos locales, y sumar más solo generaría duplicidad y desorganización. Sin embargo, esto puede afectar la sensibilidad de un pueblo que se siente abandonado y traicionado. Una comunicación correcta, unificada y técnica debería informar a los ciudadanos adecuadamente.


Las recientes inundaciones provocadas por el fenómeno meteorológico DANA en Valencia han dejado a miles de personas afectadas, hogares destruidos y un escenario crítico que requiere una respuesta rápida y eficiente. Sin embargo, uno de los desafíos más grandes que enfrentan los servicios de emergencia es coordinar a los voluntarios espontáneos que, sin la preparación ni la dirección adecuada, intentan ayudar por su cuenta. Aunque el espíritu de solidaridad es admirable, esta ayuda no coordinada puede entorpecer los esfuerzos de los equipos profesionales y, en algunos casos, poner en peligro tanto a los voluntarios como a las personas a las que intentan ayudar.


Confusión y Sobrecarga en los Servicios de Emergencia


Cuando los ciudadanos se movilizan sin una estructura de organización, se suma una carga extra a los equipos de emergencia, que deben redirigir sus recursos y esfuerzos para evitar que estas acciones no coordinadas generen más caos. Los esfuerzos no guiados, aunque bien intencionados, pueden interferir en las labores de rescate, bloquear accesos y obstaculizar la movilización de equipo especializado.


Riesgos de Seguridad para Voluntarios y Afectados


Sin una adecuada capacitación y equipo, los ciudadanos voluntarios pueden exponerse a peligros extremos en zonas afectadas por deslizamientos, corrientes rápidas y riesgos eléctricos. Además, la falta de coordinación aumenta el riesgo de causar daños involuntarios, como lesiones o retrasos en el rescate de personas en situación crítica.


Problemas de Comunicación y el Rol de las Redes Sociales


Durante una crisis, los equipos de respuesta dependen de un flujo de información claro y coordinado para tomar decisiones eficaces. La presencia de ciudadanos independientes en áreas de riesgo puede llevar a un incremento en el número de llamadas de auxilio y comunicaciones sobre incidentes que, sin un sistema de filtrado adecuado, pueden sobrecargar los centros de emergencia.


Para mejorar la respuesta de la comunidad durante desastres, es fundamental implementar programas de formación y capacitación en gestión de emergencias. Iniciativas como los programas de CERT (Equipos Comunitarios de Respuesta a Emergencias) en los Estados Unidos han demostrado la importancia de organizar y capacitar a los ciudadanos en la respuesta a emergencias, lo cual permite una mejor integración entre voluntarios y profesionales.


Las redes sociales y las aplicaciones móviles pueden ser herramientas poderosas para guiar a los ciudadanos que desean ayudar. Implementar sistemas de notificación y coordinación en tiempo real puede canalizar el esfuerzo ciudadano de manera que se complemente con las labores oficiales, en lugar de obstaculizarlas.

Dirigir con destreza una emergencia pequeña requiere pericia; manejar y gestionar un incidente de las proporciones de DANA exige contar con personas altamente experimentadas en el comando. Este es el punto más débil de Valencia y de toda la península: la ausencia de un verdadero liderazgo en protección civil y defensa ciudadana.


José Musse

New York City

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