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Estamos Ganando, Estamos Perdiendo

  • José Musse
  • Mar 30
  • 3 min read

Hace unas semanas, Robert S. Tucker, comisionado de los Bomberos de Nueva York, acudió a la escena de una explosión ocurrida en el sótano de un edificio. Al verlo llegar, el comandante del incidente, el subjefe Nick Conrado, le dijo con calma: “Estamos ganando”. Según Tucker, fue lo único que necesitaba escuchar de tal excepcional profesional.


Este episodio, inevitablemente, me lleva al incidente de Barrios Altos, donde la frase que resuena es muy distinta. “Nos han dejado solos” o “Nos vamos”, como expresó el brigadier general Alfonso Panizo. 


Alguien podría argumentar que los bomberos de Nueva York son diferentes, que lo tienen todo. Pero esto no es cierto. Durante los últimos 30 años, sus salarios han sido insuficientes para el alto costo de vida en esta megaciudad y han enfrentado severos recortes presupuestarios.


Si queremos centrar la conversación en el dinero y afirmar que un cuerpo de bomberos es mejor simplemente porque dispone de más presupuesto, analicemos la situación con mayor profundidad. Preguntémonos: ¿Los bomberos de Nueva York tienen un mejor presupuesto porque el gobierno les otorga todo lo que piden o porque sus líderes son mejores gestores y saben justificar hasta el último centavo?


Es cierto que el gobierno peruano es disfuncional, politiza todo lo que toca y saquea sus propias arcas cada vez que tiene oportunidad. Sin embargo, existen instituciones notables que no solo funcionan bien, sino que se han convertido en modelos a nivel global. Un ejemplo claro es el Banco Central de Reserva (BCR) bajo la dirección de Julio Velarde. Entonces, surge la pregunta: ¿El Cuerpo de Bomberos del Perú vive en un estado de abandono y carencia endémica debido a un presupuesto eternamente insuficiente, o se trata de la falta de capacidad gerencial de sus líderes?


Creo que los oficiales generales y oficiales superiores carecen de capacidad gerencial y ejecutiva y esa deficiencia, crean estas carencias.


Volvamos a Alfonso Panizo, cuya empresa representa, sin duda, un conflicto de interés con el servicio bomberil estatal. Además, siempre he creído que crear un cuerpo de bomberos eficiente y ejemplar atentaría contra su modelo de negocio. Si estoy equivocado, me gustaría conocer las razones en contra de este argumento.


En mi caso, en 1996, cuando inicié mis negocios de capacitación y consultoría, decidí voluntariamente dejar de ser bombero, quería probar que uno no necesitaba arrimarse a una institución supuestamente voluntaria y sin fines de lucro para triunfar.


Otro indicador preocupante es la manera en que los bomberos gestionan leyes y presupuestos, siempre priorizando la compra de equipos, algo que he criticado constantemente. Su atención se centra en modificar normativas para que una facción tome el poder sobre otra, en impulsar leyes y nombramientos que solo benefician a la dirigencia. ¿Estoy exagerando? Preguntémonos: ¿Cuántas veces han cambiado las leyes bomberiles en los últimos 30 años? ¿Cuántas veces ha cambiado de ministerio el Cuerpo de Bomberos en ese mismo período?


En estos 30 años, ¿cuántas leyes ha promovido el Cuerpo de Bomberos para garantizar pensiones provisionales en caso de accidentes? ¿Cuántas veces ha solicitado al Congreso la aprobación de pensiones por vejez o enfermedad para sus miembros activos?


Ahí está el caso del subteniente CBP Omar Guía. ¿Qué lecciones han aprendido las autoridades del CGBVP? ¿Qué proyectos de ley han impulsado el comandante general y el vicecomandante general en relación con estos temas? German Medina es abogado, espero no tener que decirle cómo se redacta un proyecto de ley.


No ha sido el único jefe con título de abogado.


Sí bomberos como Alfonso Panizo pueden crear aberraciones como la Intendencia Nacional de Bomberos (INB), estoy convencido de que también pueden promover leyes que protejan a los jóvenes bomberos enfermos de cáncer o víctimas de accidentes en actos de servicio, si tuvieran la voluntad de hacerlo.


Como dice una célebre frase: “No prestes atención a lo que dicen, sino a lo que hacen”. Eso te dirá quiénes son realmente.


Volviendo al caso de Barrios Altos, los terremotos en Tailandia, Myanmar y China nos recuerdan la urgente necesidad de que los bomberos peruanos se preparen para responder en situaciones de múltiples edificios colapsados. Es solo cuestión de tiempo; el desastre ocurrirá, aunque no sepamos la fecha exacta. Cuando suceda, afrontarán jornadas consecutivas de tres a cuatro semanas antes de que la búsqueda y rescate den paso a la recuperación de cadáveres. El incidente de Barrios Altos ha dejado claro que el país no está preparado, y los bomberos tienen el deber de comenzar esa preparación.


Después de todo, el abandono de servicio no es sólo irse. Dejar de prepararse es otra forma de abandono.


Lo que los bomberos peruanos no están diciendo es sumamente inquietante: “Estamos perdiendo”.



José Musse

New York City

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