El Cambio Táctico: De Extinción al Control del Ambiente
- José Musse
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Como bombero veterano que comenzó su carrera en la década de 1980, fui formado bajo las enseñanzas de Lloyd Layman. Por esa razón, la aparición del Método Iowa en los años 90 fue difícil de aceptar. Se sintió como si te dijeran que tu padre ya no era relevante.
El Método Layman fue diseñado para una época diferente, con una comprensión limitada del comportamiento del fuego y con menos opciones para un rescate coordinado. El Método Iowa representa un cambio moderno en la filosofía del combate contra incendios: de la producción de vapor al enfriamiento térmico, de la supresión externa a la supervivencia interior, y del ahogamiento indirecto a la entrada coordinada y la seguridad de vidas. Esto no es simplemente una preferencia táctica; es una evolución fundamental en cómo combatimos incendios y salvamos vidas.
A medida que la ciencia del fuego y las tácticas estructurales evolucionan, también deben hacerlo nuestros métodos en el lugar del incendio. Entre los cambios más significativos en la filosofía de supresión de incendios se encuentra la transición del Método de Lloyd Layman, desarrollado a mediados del siglo XX, al Método Iowa, introducido en los años 90 y basado en investigaciones modernas. Aunque ambas técnicas fueron creadas para enfrentar incendios en espacios cerrados, el Método Iowa ha demostrado ser superior debido a su base científica, mayor seguridad tanto para los ocupantes como para los bomberos, y una efectividad operativa incrementada.
El Método Iowa fue desarrollado a través de investigaciones lideradas por la Universidad de Iowa en colaboración con varios departamentos de bomberos. Se basa en una comprensión avanzada del comportamiento de incendios en compartimentos, específicamente la dinámica del calor, la estratificación de gases, el potencial de flashover (combustión súbita generalizada), y el movimiento del humo. Este método utiliza ráfagas cortas y pulsadas de agua dirigidas a la capa de gases calientes cerca del techo, aplicadas desde el interior de la estructura. El objetivo no es extinguir el fuego de inmediato, sino enfriar el entorno térmico, retrasar o prevenir el flashover, y mejorar las condiciones para la búsqueda y rescate en el interior.
Desarrollado durante la Segunda Guerra Mundial, el Método Layman utiliza un ataque indirecto al fuego, introduciendo un chorro de niebla a través de una ventana o puerta sin entrar en la estructura. La niebla se convierte rápidamente en vapor, desplazando teóricamente el oxígeno y sofocando el fuego. Aunque este enfoque fue eficaz en entornos cerrados como las bodegas de carga de barcos, plantea riesgos graves en estructuras residenciales o comerciales: el exceso de vapor puede causar quemaduras fatales a civiles atrapados, la visibilidad se reduce drásticamente, dificultando la navegación interior, el rescate se retrasa hasta después de la supresión, y no considera la construcción moderna ni las cargas de combustible sintético.
El Método Iowa corrige muchas de las deficiencias del método de Layman mientras introduce varios beneficios críticos que salvan vidas. Los bomberos ingresan de forma coordinada y aplican agua directamente a la capa de gases, permitiéndoles gestionar el entorno térmico en lugar de simplemente suprimir las llamas desde el exterior. El enfriamiento de la capa de gases sobre la cabeza mejora la visibilidad, reduce el calor radiante y gana tiempo valioso para rescatar a los ocupantes atrapados. Al reducir la temperatura de la capa superior de gases, el Método Iowa disminuye significativamente el riesgo de flashover, la amenaza más letal en un incendio estructural. Las ráfagas cortas y controladas de agua evitan una aplicación excesiva, lo que reduce los daños por agua a la propiedad y minimiza la producción de vapor, creando un entorno más seguro tanto para civiles como para bomberos.
Bajo el Método Layman, una boquilla de 95 GPM que entrega solo 47.5 galones de agua puede generar más de 80,000 galones de vapor. Ese vapor puede llenar rápidamente una habitación, con el potencial de herir o matar a civiles atrapados. En contraste, el Método Iowa podría usar solo 16.5 galones en cinco pulsos rápidos, suficiente para enfriar el compartimento sin inundarlo. La acumulación de agua resultante es de aproximadamente 0.26 pulgadas, lo justo para reducir la temperatura mientras se preserva la posibilidad de supervivencia.
La transición del Método Layman al Método Iowa representa más que un cambio de tácticas. Refleja nuestro compromiso con la ciencia, la seguridad y la preservación de vidas. Al adaptarnos al comportamiento moderno del fuego e incorporar estrategias basadas en evidencia, los bomberos de hoy están mejor preparados que nunca para proteger la vida y la propiedad.
José Musse
New York City
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