Gestionando la Duda en el Escenario del Incidente
- José Musse
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La duda, la vacilación y la inacción son conceptos relacionados pero distintos, especialmente en entornos de alto riesgo como las operaciones en el terreno de incendios. Comprender las diferencias entre ellos es crucial para un liderazgo efectivo, particularmente para los Comandantes de Incidentes (IC, por sus siglas en inglés), quienes deben tomar decisiones rápidas y que salvan vidas.
La duda se refiere a la incertidumbre o a la falta de convicción sobre una situación o decisión. Surge cuando hay información insuficiente o datos conflictivos. Si bien la duda puede causar una pausa, no necesariamente paraliza la acción; más bien, desencadena la necesidad de reevaluar, investigar o aclarar. Por ejemplo, un IC podría experimentar duda sobre si un edificio es estructuralmente seguro después de la evaluación inicial, lo que los llevaría a solicitar una evaluación adicional o un reconocimiento. La duda es una respuesta natural a la complejidad y debe llevar a la acción para obtener más información.
La vacilación es la pausa antes de tomar acción, a menudo debido a la incertidumbre o al miedo de tomar una decisión incorrecta. A diferencia de la duda, que señala la necesidad de más información, la vacilación se caracteriza por el retraso. Ocurre cuando el conflicto interno o el miedo a las consecuencias hace que una persona se detenga temporalmente antes de tomar la acción necesaria. Para un IC, la vacilación podría ocurrir al decidir si enviar a los bomberos a una situación peligrosa. La diferencia clave es que la vacilación retrasa la acción incluso cuando hay suficiente información para proceder.
La inacción, por otro lado, es la incapacidad de actuar en absoluto, incluso cuando hay suficiente información o la oportunidad de hacerlo. Surge de la incapacidad o negativa para tomar decisiones, lo que a menudo conduce a situaciones peligrosas o a oportunidades perdidas.
Gestionar la duda de manera efectiva implica buscar aclaraciones y reevaluar la situación. Superar la vacilación requiere confianza y un proceso claro de toma de decisiones. Sin embargo, la inacción nunca debe ser una opción, ya que lleva a la falta de progreso y puede poner en peligro la seguridad.
Cada escenario de incendio es un entorno de rápida evolución lleno de incertidumbres. A pesar de los planes detallados y la capacitación, los IC inevitablemente enfrentarán momentos de duda. Lo que separa a los líderes efectivos de los ineficaces no es la ausencia de incertidumbre, sino la capacidad de gestionarla de manera decisiva, segura y alineada con los estándares nacionales.
La NFPA 1561: Norma sobre el Sistema de Gestión de Incidentes y la Seguridad del Comando en los Servicios de Emergencia proporciona un marco para gestionar las operaciones bajo presión. La sección 5.3.1 establece que "el Comandante de Incidentes será responsable de la seguridad general del incidente" y enfatiza que la toma de decisiones debe basarse en una evaluación continua, la disponibilidad de recursos y la evaluación de riesgos. De manera similar, la OSHA 29 CFR 1910.120(q)(3)(i) refuerza que el IC debe "evaluar la situación para identificar los peligros y evaluar el potencial de exposición de los empleados".
Un trágico ejemplo de la falta de gestión de la duda proviene del incendio en el Almacén de Almacenamiento Frío de Worcester en Massachusetts, en 1999. La incertidumbre sobre la ubicación de dos civiles atrapados condujo a la muerte de seis bomberos cuando los primeros en responder, seguidos por los equipos de búsqueda, se desorientaron en la estructura laberíntica. El sistema de Comando de Incidentes en ese momento carecía de seguimiento interior en tiempo real y de una reevaluación oportuna de la situación. La investigación del Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH, por sus siglas en inglés) recomendó un uso más fuerte de los sistemas de responsabilidad y decisiones de mando más firmes cuando los niveles de riesgo aumentan.
Un ejemplo más positivo es el incendio de Houston en 2014 en los Apartamentos Axis, donde el Comando de Incidentes enfrentó llamas que se propagaban rápidamente en un gran complejo residencial de estructura de madera en construcción. Con visibilidad limitada y la integridad estructural incierta, el IC inicialmente ordenó un ataque interior. Pero a medida que surgió la duda sobre el potencial de colapso del edificio, y con la participación de los oficiales de sector, la operación se cambió rápidamente a una postura defensiva. No se produjeron lesiones a bomberos. Esta decisión se alinea con la NFPA 1500, Sección 8.3.3, que establece: "La decisión de iniciar o continuar una operación ofensiva debe basarse en una evaluación continua de riesgos".
Gestionar la duda comienza con la evaluación inicial. Cuando surgen informes contradictorios o peligros desconocidos, el IC debe solicitar un reconocimiento de los líderes de división o utilizar herramientas como drones aéreos o cámaras térmicas. Pedir actualizaciones de PAR (Informes de Responsabilidad del Personal), monitorear la disciplina en la radio y confirmar visualmente las asignaciones son pasos prácticos para obtener claridad.
Cuando persiste la duda, el IC debe consultar a su personal de mando. La NFPA 1026: Norma para las Calificaciones del Personal de Gestión de Incidentes respalda el uso de asesores calificados que puedan proporcionar información basada en condiciones específicas de cada división. Por ejemplo, un Oficial de Seguridad capacitado bajo la NFPA 1521 puede ayudar a determinar cuándo las condiciones interiores se vuelven insostenibles, eliminando así las conjeturas.
Por encima de todo, el IC debe comunicarse de manera decisiva. Las tripulaciones deben saber que las decisiones de avanzar, mantener la posición o retirarse se basan en hechos que están evolucionando, no en la indecisión. La duda no debe justificar la inacción, sino que debe impulsar la reevaluación y el ajuste estratégico.
El Jefe Alan Brunacini, pionero de los sistemas modernos de comando de incendios, dijo una vez: "El mando sin información es adivinar. Y en el escenario del incendio, adivinar es apostar con las vidas de las personas".
En última instancia, gestionar la duda no se trata de tener todas las respuestas, sino de crear un marco de toma de decisiones que priorice la seguridad, mantenga la flexibilidad y garantice la responsabilidad a todos los niveles. Respaldado por las directrices de la NFPA y OSHA, el IC no necesita eliminar completamente la duda, pero debe controlar su influencia mediante la toma disciplinada de decisiones, la comunicación clara y el juicio informado.
La duda no es falta de coraje, sino una llamada a la claridad. La vacilación no es una señal de debilidad, sino un momento para la reflexión cuidadosa. Sin embargo, la inacción es el verdadero enemigo del progreso. Una decisión incorrecta puede requerir una corrección rápida, pero la inacción nos condena a una parálisis gradual y, finalmente, a la estagnación.
José Musse
New York City
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