Regla 44: No te enamores de un bombero(a)

No te enamores de un bombero o bombera. Siento que debo dar varias explicaciones, primero porque la creé (esta regla) siendo bombero y la ignore muchas veces. Me enamore una, dos y más veces. Dicen que uno no escoge de quien enamorarse y ciertamente me deje llevar por Cupido.

Probablemente fue la primera regla que me creé para mi mísmo, para mi propio desarrollo. Quizá retrocediendo en el tiempo, se originó en algún momento entre 1986 y 1987.

Enamorarse es una de las mejores cosas que puede pasarle a un ser humano. Nos transforma y en mentes saludables nos eleva. Sin embargo, debemos reconocer que no todo enamoramiento termina bien.

Nació esta regla viendo una pareja de bomberos enamorados que terminaron mal y debían verse en la misma estación. Como eran voluntarios estaban evitándose y ausentándose cuando el otro podría estar. El trabajo de ambos cayó en calidad.

Fue peor, uno de ellos terminó en brazos de otro bombero y la ex pareja debía observar tal escena. No es que se besaran o se tomarán de la mano en la unidad bomberil. Eso se respetaba, pero uno nota la cercanía, el gusto por el otro, como las sonrisas cómplices.

Puedo imaginarme lo miserable que debe haberse sentido el ex. No solo observe a esta pareja, sino que se repitió con otros bomberos y bomberas. No era algo que quería para mi y eso lo tuve clarísimo desde el principio y de alguna manera me pasó y pague el precio. Mi primera respuesta fue ausentarme.

Si ese enamoramiento funciona muy bien y termina en matrimonio, la pareja no debería continuar en la misma unidad para evitar cualquier conflicto de interés.

Personalmente no veo ganancia en parejas bomberos. Pero no soy nadie para dictar estilos de vida. Solo digo, que eso no funciona para mi. Seguro funciona para otros.

No quiero llegar a casa y llevar la estación de bomberos en la espalda. Quiero hablar con la mujer que amo y sumergirme en su mundo, un universo que sea alienígena para mi y por tanto más interesante. Que los bomberos se queden en la estación y se acabe cuando cierro la puerta. Trato de mantener esa disciplina de no traer trabajo a casa. A veces es inevitable por estrés o exceso de laburo. No siempre es posible, pero trato de que en la familia se hablen temas de la familia.

Las estadísticas demuestran que las parejas que trabajan juntos enfrentan más posibilidades de divorcio.

Cada uno toma sus propias decisiones, personalmente no veo ventajas. Seguro que puede funcionar. Sé de varios matrimonios a los que le ha ido muy bien, pero también uno que terminó en divorcio.

Es la decisión de cada uno, es la suya. Solo quiero que sepa sus opciones.

José Musse

New York

Foto: Tobias Rehbein