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  • José Musse

Pensamientos de un vacunado

Updated: Mar 7, 2021


Acabo de vacunarme. He tenido mucha suerte o quizás no fue suerte. Mientras hago la línea de espera muchas ideas pasan por mi cabeza. En mi país de nacimiento muchas personas que quiero han sido contagiadas con el virus, algunos han muerto. En un solo día fallecieron tres personas que conocía bien, entre ellos; Un extraordinario profesor de secundaria que tuve y luego se convirtió en catedrático en la Universidad Mayor de San Marcos, Mario Portocarrero y el hermano de una amiga que era doctor. Duele, duele el dolor ajeno que se hace propio.


Mantengo contacto diario con mis amigos de la escuela. Quienes conozco desde Kindergarten. Seguí con ellos en la educación elemental y secundaria. Gracias a la magia de Internet seguimos hablando, riendo, bromeando, y discutiendo de política.


La gente con la que crecí y me desarrolle no tiene idea de cuando se vacunarán. La gente con la que vivo y me rodea, tiene una idea muy clara. Muchos ya están vacunados, tienen cita para vacunarse o están esperando turno. Lo cierto es que pueden ver la luz al final del túnel. Hay esperanza. Los negocios están reabriendo en los Estados Unidos y hay más alegría, aunque la cautela de las mutaciones siguen ahí, la perspectiva sin embargo, es positiva y optimista.


Mientras estoy en línea esperando turno, llegan varios militares, siempre amables y gentiles. Ven a una mujer con andador e inmediatamente le ofrecen una silla de ruedas que ellos mismos traen. La operación de vacunación donde estoy es manejada por la marina norteamericana. La limpieza del lugar, el orden, la disciplina. Notas la metodología. Mis documentos son revisados, mi cita es verificada con mi documento de identidad, paso a una segunda fila. Mientras observo un video educativo sobre la vacuna y sus conocidos efectos secundarios.


Algunos gobiernos se quejan de mafias, monopolios. ¿Son mafias o incompetencia? El socialista Lopez Obrador dijo al momento de desatarse la pandemia que era tiempo de viralizar los besos y abrazos. Imbécil. El socialismo latinoamericano es el emblema de la estupidez en su máxima expresión. El brasileño Jair Bolsonaro no ha mostrado mayor interés por salvar la vida de su propia gente, dijo si alguien se transforma en un caimán es su problema. Antes como Donald Trump minimizaba los efectos de esta pandemia con un costo enorme de vidas. El rojísimo bolivariano Nicolás Maduro quiere que las sanciones se levanten para combatir contra el Covid 19. Debió pensar en las consecuencias de dejar de ser una nación respetable dentro de las democracias. Perú, mi país. Cuatro presidentes en meses. Todos caídos por casos de corrupción. Tan incompetentes, que hablan y culpan a otros porque no tienen vacunas suficientes para su propia gente. Chile no se queja, Chile vacuna.


Me llaman. Entro a un cubículo, una joven médico de la marina estadounidense me pide que me siente. Confirma mi identidad en una laptop, revisa mi historial médico que ya había contestado en un formulario en Internet y lo confirma conmigo. Luego me coloca la vacuna de Pfizer.


Me digo a mi mismo que soy afortunado, que he tenido mucha suerte. Luego sonrió de mis propios pensamientos. Esa suerte me la construí yo solo. Deje mi país, donde llevaba una cómoda vida, donde tenía cuatro empresas. Negocios que empecé de cero en mi tierra natal y me llevaron muy lejos. Aunque lo que siempre me preocupo fue mi país, un país estancado en corrupción, nadando en mediocridad, que niega la corrupción y cuando no la niega, la aplaude. La mente colectiva es ⎯⎯roba pero hace obra⎯⎯ Ni que hablar de la corrupción bomberil que he denunciado públicamente desde 1997. Ha matado gente y ha matado bomberos. Esa corrupción ha matado también a bomberos corruptos. En este punto es una ironía, pero también es justicia divina.


En Estados Unidos cada semana se inauguran más centros de vacunación, con más vacunas en producción ya van a operar 24 horas al día. Ahora están disponibles en las farmacias. Desde que Estados Unidos empezó la vacunación y el día que me la aplicaron han pasado 82 días, equivale a lo mismo que dos meses y 20 días, u once semanas y 5 días. Un total de 1968 horas. Nada mal. Llegué a mi cita, hice mi fila y en una hora estaba de regreso a casa. La eficiencia se nota, se vive y se respira.


Me fui de mi país con tristeza, renuncié a mis privilegios, dejé mi familia, abandoné mi comida, cedí mis costumbres para empezar de cero por segunda vez en un lugar donde siempre sería visto como un outsider. Donde la gente con quien trabajaba me recordaba todos los días que era un inmigrante. Luego, tuve la posibilidad de dejar Europa por Estados Unidos y la tome sin dudar. Lo hice sin pestañear, porque triunfar en EE.UU., era un reto enorme, tan inalcanzable, y por lo mismo apetecible. Perfecto para mantener ocupada mi mente por varios años. Siempre he buscado más en la vida para mi familia y que siempre sea mejor. Otra vez empecé de cero y no ha sido nada fácil. Tres veces empecé de cero, pero valió la pena.


No ha sido suerte, la suerte se la crea uno mismo. Uno construye su cielo y su infierno. Un principio de vida que siempre se cumple y del que nadie escapa. Escoge en la vida caminos difíciles y tendrás una vida fácil. Escoge en la vida caminos fáciles y tendrás una vida difícil.



José Musse

New York



Foto: Karolina Grabowska

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