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  • José Musse

La bella mexicana que nació en Argentina

Updated: Feb 3, 2021


En el 2010 había regresado para vivir en el Perú por algunos meses. En esos días había iniciado una de las campañas editoriales más agresivas que han existido en la historia de esta revista. Tenía comunicación con varios abogados que conocían la corrupción bomberil desde adentro, en algunos casos la información confidencial que tenía acceso llegaba a mis manos casi inmediatamente se producía.


En esos días el Cuerpo de Bomberos del Perú vería a su comandante general ser sentenciado a cárcel por corrupción.


Invoqué públicamente a los bomberos abogados que ⎯⎯asesoren mal a sus clientes bomberos corruptos⎯⎯ Algo, que obviamente cruzaba todo límite de ética y legalidad. Pero que sustente por prioridades patrióticas. Felizmente encontré eco en mi correo. Había bomberos trabajando desde dentro para golpear la corrupción. Juan Piperis debió renunciar como Comandante General. No porque fuera asesorado legalmente mal, sino porque no hizo caso a los abogados con los que habló.


Como decía un amigo ruso, no dispares a quien está dispuesto a suicidarse. En esos días de máxima tensión, de reuniones de trabajos, de entrevistas y grabar videos con testimonios de cómo operaba la corrupción, me llegó un correo extraño que me hizo dudar de su autenticidad.


La remitente, una señorita que decía escribirme desde Bariloche, donde me decía que su padre era bombero. No hacía mucho había recibido ataques personales de unos bomberos en Bariloche porque publiqué una crítica de Daniel Barros, un ambientalista de la zona que dedicaba sus días a la protección de incendios forestales. Profesional con quien me comunicaba semanalmente por mi trabajo como Jefe de Bomberos del joint venture Global Emergency Response. Ambos revisábamos imágenes satelitales de los incendios en la zona.


Al leer la carta me di cuenta que no había relación entre ella y estos bomberos. Sathya Lull, me explicaba que me contactaba buscando ayuda para su tesis, pues como futura profesional en recursos humanos estaba armando el Perfil Profesional del Bombero Voluntario y el tema de su trabajo era Competencias Diferenciales del Bombero Voluntario. Me contó de su padre Jaime Llull, era de los Bomberos Voluntarios de Bariloche Centro y aunque nunca fue bombera, siempre estuvo rodeada en casa de bomberos. Los problemas de la carrera no le eran ajenos.


Me hizo saber que había leído varios artículos de míos, especialmente uno titulado Perfil del bombero sudamericano, que lo citaba en sus tesis. Por lo que me sentí honrado, después de todo yo nunca me gradué de una universidad.


Entre correo y correo, día con día, pasamos del señor Musse Torres a simplemente José.


Sathya probó que era una bombera de corazón, pero demasiado lista para usar el uniforme. Más lista que yo. Era la segunda vez que podía ayudar en una tesis y siempre me sentí obligado a ayudar a los más jóvenes, especialmente a los entusiastas por ser mejores. Por eso me volví instructor de bomberos, así que le dedique todo el entusiasmo que pude.


Un día Sathya me dijo que me había convertido en su héroe. Sin caballo y armadura, no sabía como pudo haber concluido eso. Me dijo que mientras otros bomberos le daban respuesta a sus preguntas, asumiendo el papel de héroes y víctimas sacrificadas dispuestos a morir por el prójimo sin pedir nada a cambio. La pintura que le dibujaba yo, del bombero voluntario era que, ese perfil que querían venderle, era la excepción. Más fácil encontrar un diamante en la calle que reunirse con un bombero de ese tipo. El bombero voluntario era más, la vida de un deportista de aventura que necesita validar su ego con un uniforme.


Que si realmente amaba al prójimo al punto del último sacrificio, muy bien podría pasar los fines de semanas en un orfanatorio cambiando pañales como voluntario o en un asilo de ancianos dando compañía y cuidando de quienes viven sus últimos días en soledad.


Entre nuestras conversaciones descubrí que Sathya gusta de escribir, la anime hacerlo profesionalmente. Había problemas en Argentina que la indignaba, como el trato que reciben los veteranos de la guerra de Las Malvinas. Escribió un artículo que envié a un amigo editor que la publicó en su revista, una de un millón de lectores diarios. Cierro los ojos y puedo imaginarla saltando de alegría y orgullo.


Lo inesperado entre Sathya y yo, es que ella me dio mas de lo que le dí. Pronto se convirtió en un activo miembro de esta revista. Una colaboradora valiosísima. En esos días creé un foro de emergencias y desastres, que llegó a duras penas tener algo más un centenar de miembros y era hackeado por chinos casi diariamente. Al final lo cerré. Mi mayor fracaso online.


Poco días después Sathya por su propia iniciativa creó un grupo en Facebook con el mismo nombre Emergencias y Desastres y pronto llegó a los casi 5 mil miembros. La alumna no solo superó al maestro. Ella me estaba enseñando a hacer las cosas.


Sathya se fue a México y se enamoró del país. En privado, la llamó la bella mexicana que nació en Argentina. Vivir el terremoto y luego la pandemia en el distrito federal, no ha alterado ese amor. Es un amor que ha pasado difíciles pruebas.


No siempre puedo atender cada correo que me llega, pero me alegro mucho haber respondido el de ella. Nunca perdimos contacto, he sido testigo de su crecimiento, de verla florecer como profesional y mujer. Ha enfrentado fuertes retos personales. Golpes tan duros que tiene la vida y que tardamos en darnos cuenta que nos harán más fuertes y con suerte mejores seres humanos.


José Musse

New York


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