Terno negro, voy a varios funerales
Acabo de regresar a casa, día atareado y de compras. Un par de ternos negros porque asistiré a varios funerales este mes.
Uno fue muerte súbita. Se murió en la puerta del horno, no queria ser, aunque dijo que si quería al final. Como la chiquilla quinceañera que todos hemos conocido. Motocita y que no quieren que la toquen pero se deja tocar. Si pero no. Fue candidato y elegido, pero nunca ratificado. Es decir como novia virgen, jamas besada.
El otro fue muerte lenta, el higado no le funcionaba bien, mucho alcohol, mucho alcohol y tanto que su cuerpo será preservado hasta la eternidad sin necesidad de embalsamamiento. Así que el higado zapateo y zapateo esperando las doce campanadas y calabaza, calabaza sino te vas a tu casa, ni te casas, a la tumba de embarcas.
Soy un poeta. Es que la tristeza me inspira.
El otro sufrió paro cardio- respiratorio, le dieron aire, pero nunca respiro. Es que esto fue final de mundial. Que si, que no, que ahora si, no todavia y no resistió y es que nadie puede resistir a tanta expectativa, en especial cuando hay tanta cochinada oculta que lo termino ahogando.
Siguió el menesteroso paciente todas las indicaciones del doctor Igor Mondragón de Taradito y Acomodadillo. Firmó compromisos, le juro que seguiría siendo su doctor de cabecera, se arrodillo, juro estar limpio del pecado inicial. Mostro su certificado de bautizo y comunión acompañandola con carta de tres reverendos que certifican va a misa puntualmente todos los domingos y da generosa limosna (hay duda sobre lo último) hizo las reverencias usuales, lavó más pies que cien Papas juntos, sacó carnet del partido, prometio comprar la revista el “Ollantito” juro lealtad al Dios de pachachutec, comprobó tener vínculos ancestrales con Cáceres (comprobado por tres historiadores que su tatarabuelo una vez grito tres vivas al héroe de los Andes) pero igual fue diagnosticado DOA, por sus siglas en ingles (Death on Arrived) muerto al llegar.
Triste final para la crónica de una muerte anunciada hace 18 años en esta revista.
Llego a Lima mañana por la noche, en mi agenda esta visitar primero al padre de estos engendros. Tulio se llama y es que él los engendro, son sus criaturitas. Como fue recontra pendejo nunca quiso tener un potencial Edipo rey cerca, asi que nunca promovio gente capaz y ascendio bobos que ahora se estan ahogando en su propio excremento.
Suele pasar en las mejores familias.
Por la tarde atiendo invitación de la señora Ana Jara, le he ofrecido hacer una generosa donación. Esto es 37 carritos sangucheros. También le hare llegar mi propuesta y esta es cambiar las siglas de CGBVP por QEPD.
José Musse.