Pensión y beneficios del bombero
Me formé como bombero en una época muy difícil para el Cuerpo de Bomberos del Perú. No había dinero. No solo vivíamos en una sociedad castigada con una violencia de un grupo radical comunista, que había declarado la guerra al país sino que el mal manejo de un gobierno causó un shock a la economía y como resultado con el sueldo de un mes solo se podría comprar dos cajas de fideos. Una hiperinflación de 2 millones llevó a la nación a un masivo empobrecimiento.
El Cuerpo de Bomberos había pasado una historia republicana convulsionada. Sus miembros inicialmente eran socios. Pagaban cuotas para ser parte de la institución, que era totalmente privada. Con ese dinero comunal de los asociados se mantenían las instalaciones y cada uno era responsable de comprar y pagar su uniforme. Sin dinero, no se podía ser bombero. Esto puede ser cuestionable, pero como ya antes he explicado sobre el altruismo, que se manifiesta también en los animales, solo es posible entre los más fuertes y capaces. Ayudar a otros implica que nosotros no necesitamos ayuda, que somos más fuertes.
Si no se puede pagar una cuota o un uniforme de bombero, mejor sería que esa persona trabaje en él mismo. Regalar 5 o 20 horas semanales es imprudente para él y su familia. Mejor invertirlos en un segundo trabajo o en aprender habilidades que nos hagan más competentes en el mercado laboral que nos permita mayor ingreso. Así que tiene sentido no ser admitido. En el reino animal el macho alfa es el que protege a la manada, el que sale a enfrentar las amenazas, no el más débil.
Sin embargo, al ingresar como aspirante había un nuevo beneficio. Transporte público libre para bomberos y eso, había tenido un efecto secundario. Las unidades bomberiles habían visto
crecer el número de aspirantes. Muchos de ellos interesados en el nuevo beneficio. No en ser mejores bomberos, ayudar o aprender cómo ser un buen sirviente de la comunidad.
Algo importante pasaba entre las tradiciones de la Cia. de Bomberos Antonio Alarco 60. No había uniformes nuevos, pero todo aspirante a bombero accedía a uno. Debía trabajar duro, tan duro que algún bombero ya establecido le daría uno de los que poseía, apadrinandole. Por tanto, el aspirante debía ganarse la buena fe y voluntad del resto de bomberos. Ese uniforme debía ganárselo a pulso. Tenía que probar que era lo que debía ser.
Para cuando decidí nunca más pisar el suelo de mi unidad y desarraigarme de la entidad bomberil, la situación era muy diferente. Los aspirantes a bomberos exigían uniforme. Un día en la sala de máquinas me encontré a dos aspirantes que lucían molestos, les abordé y me contaron la razón. Venían a hablar con el Capitán y saber cuándo diablos pensaba darles uniforme. La cultura de pedir y exigir había ganado.
La abundancia y riqueza llegó a tal punto que la entidad estatal de bomberos comenzó a dar autos a sus oficiales. Vehículos oficiales para uso y abuso también. Para ir a la playa, a la fiesta, hacer un viaje interprovincial, etc. Vehículo, mantenimiento y combustible gratis. Ser bombero era ser un privilegiado para muchos. Esos privilegios hicieron más atractivo el cuerpo de bomberos.
Una guerra interna se empezó a perder. Un grupo de bomberos que no creía que los recursos deberían usarse de tal forma y un ejército de personas que crecía en número buscando más beneficios personales. Una minoría debilitada y una mayoría creciente y delirante. Fueron esas peticiones tan ridículas que quisieron que el gobierno les diera el grado de general a algunos de sus oficiales. Esta idea fue liderada por Mario Casaretto.
El Cuerpo pasó de ser una elite de gente adinerada a una muchedumbre de cualquieras. Ni uno ni otro son buenos, pero al menos el primer grupo no estaba angurrienta saqueando los recursos estatales y escudándose en supuestas intenciones humanitarias.
El Cuerpo de Bomberos del Perú es el mejor lugar para cualquier frustrado o fracasado, ese que no ha trabajado en construir una carrera, que para ganar algo debe decir ⎯⎯soy bombero⎯⎯
Auto, combustible, vivienda. Pues muchos no han tenido casa y han hecho de las camas de la guardia nocturna por décadas su vivienda. Ahora vacunación contra Covid prioritaria. Siendo expulsado como Juan Piperis o no asistir por años, como lo ha permitido el padrón de los inútiles, que siempre tienen una excusa para justificarlo todo.
Este desmedro nunca fue accidental. La destrucción del cuerpo de bomberos fue un trabajo de un grupo que siempre vio la entidad bomberil como la respuesta a sus problemas de vida, sus fracasos, sus frustraciones y ahora han logrado su pensión de jubilación.
La simple pregunta es ¿qué recibe el país a cambio? Bomberos obesos, demasiado endebles, sin gozar de buena salud, muy bajos de talla y en pésimas condiciones físicas para llevar adelante el mínimo del trabajo de un bombero, con un pobrísimo entendimiento técnico.
Básicamente cuando hay un incendio todo se quema. A la izquierda todo son cenizas hasta que se encontró con un muro de ladrillos. A la derecha todo destruido, hasta que el fuego se topó con otro muro de ladrillos y al fondo lo mismo. Los bomberos peruanos no hacen búsqueda y rescate en incendios, solo lanzan agua desde afuera.
Se quemó todo, más el costo de agua, vehículos de bomberos, etc. Un país pobre que trabaja diariamente para empobrecerse.
En lugar de tener una plantilla de 200 voluntarios poco útiles por unidad y el costo al país de mantenerlos. Mejor 24 asalariados.
Bomberos con salario ya es la realidad del país y sin embargo, siguen auto llamándose bomberos voluntarios. En un país de ciegos, el tuerto es rey. Nadie ve el desmedro, ni problema alguno. Hay quienes merecen los gobernantes que tienen.
José Musse
New York
Foto: Vladislav Reshetnyak
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