Líder por poder o líder por conocimiento
Updated: Nov 24, 2021
El poder es adictivo, es una droga poderosa que el cerebro asimila y disfruta. Uno empieza una carrera sin saber nada y poco a poco se adquiere conocimiento, experiencia y se va subiendo en la reputación y en la escalera institucional. Ascensos, promociones, nuevas responsabilidades. Se empieza recibiendo órdenes, se terminan dándolas y cada vez son más importantes y cruciales.
Hay dos inversiones que un profesional puede hacer en su carrera. Una es convertirse en una autoridad en su campo. Ser el profesional que más conocimiento e influencia tiene en su área o ser el que tiene la mayor jerarquía. Muchas veces, la segunda opción es más popular y por lo mismo la más escogida. Para triunfar en la escalera institucional muchas veces se necesita un set de habilidades especiales como entender la política institucional, tener carisma y manejar bien las relaciones públicas e imagen personal. Saber jugar y mover piezas de un ajedrez complejo y complicado. Conocimientos son importantes, pero pretender conocer es suficiente. Dejar el mensaje correcto es más importante y para ello, puede rodearse de gente que sabe muy bien una serie de temas.
Desafortunadamente, este tipo de líderes son frecuentemente inseguros y prefieren rodearse de siseñores a quienes puedan mangonear. Tienen temor de ser reemplazados porque están llenos de aire y no escencia y para ello, se rodean de incapaces o gente que tiene problemas de disciplina pendientes o peor, judiciales. Así, si uno de estos colaboradores saca las uñas, es fácil destituirlo, cambiarlo.
Sin embargo, hay un problema entre los dos. El primero sabe y sabe que sabe. Es una autoridad en su carrera que nadie cuestiona más allá del margen académico y debate técnico.
El segundo, no es grande. Su fama y reputación es un espejismo porque depende del cargo. Nunca fue él, siempre fue el cargo. Una vez que él no sostiene el cargo, por renuncia, despido, no vuelve a ser más la autoridad. Todo se desvanece en el aire. Si resurge depende de cuantos traseros bese o cuantos favores puede prometer o cobrar.
Pero el que escogió ser un líder por su carácter y conocimiento, no depende de cargos ni títulos. Nunca se jubila. Su reputación es pública y aceptada por su opinión y comentarios.
Rara vez ambos se mezclan.
Y tú ¿cuál escoges ser?
José Musse
New York
Foto: Lukas.
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